
Desde Arica a Punta Arenas, pasando por los lugares más recónditos de nuestra larga y angosta faja de tierra patria, que cantaron Alonso de Ercilla y los mejores vates chilenos, existe un socio del Club Deportivo U. de Chile.
Han ido en busca de los mejores horizontes profesionales. Alejados física y materialmente del «alma máter», pero unidos siempre en lo espiritual y lo deportivo. Aquellos que pasamos por las aulas de nuestra Universidad no podemos ya olvidarla, como tampoco se olvida a la mujer amada.
Después de la Universidad , en el orden de afectos sinceros y platónicos se halla el cariño por nuestra enseña azul. Todos sentimos por la institución del Chuncho un cariño entrañable e imperecedero. Lejos de la metrópoli nos transformamos en sus mejores propagandistas y precursores de posibles «sedes y filiales»
Por ello, «la estela azul de la «U» ha ido esparciéndose en el tiempo y en el espacio y la familia universitaria ha ido «in crescendo»»
La embajadas deportivas, quizás siempre las más idóneas, recorren los principales puntos del país dando a conocer los últimos adelantos en las actividades del músculo. Lleva también la misión de convivir, aunque breves horas , o días, con sus hermanos universitarios y de reavivar la llama del afecto por nuestra casa y la Universidad.
La «Revista La U», órgano oficial de la institución que va de un extremo a otro de Chile y a diversos países del mundo, es como una prolongación de nosotros mismos más allá de las fronteras y del orbe. Los grandes triunfos de nuestros deportistas selectos, en las diversas actividades, recuerdan a los socios ausentes de la capital que el Club tiene en sus registros a os más idóneos sportmen chilenos. Basta recordar que en toda delegación nacional a los torneos sudamericanos o mundiales, siempre hay representantes de la «U». Estos socios nuestros que viajan al extranjero llevan una misión delicada y sublime, ya que a los compatriotas universitarios que se hallan lejos de nuestros lares les es más necesario intimar con los suyos. Nadie, entonces más indicado, que un chileno, como ellos y un socio de la «U», su segundo hogar.
La estela azul de la «U» se ha ido esparciendo en el curso del tiempo y aquella institución que inició vacilante su existencia, hace ya algunos decenios, hoy es la más poderosa del país para orgullo de los universitarios y de los chilenos, que podemos exhibir a los hermanos de deporte que vienen del extranjero una entidad bien organizada señora entre sus congéneros.
Todos aquellos que en su solapa exhiben, objetivamente, la insignia de la «U», o aquellos socios antiguos que como decía un connotado dirigente y médico universitario «tenemos el corazón en forma de «U», debemos luchar mancomunados por ver cada vez más grande nuestro Club para que nuestros hijos gocen de las modalidades materiales y espirituales de que (…) nosotros hoy carecemos. El romanticismo ya está desapareciendo de toda actividad humana, pero aún queda en el deporte este aspecto hermoso de la vida, representado por todos los adictos de los clubes y en particular de nuestra querida entidad.
Así como la hermosa sede social que hoy poseemos reemplazó al hermoso al humilde cuarto en que sesionó el primer directorio; el Estadio Universitario Monumental y la Sede Social Propia vendrán algún día no lejano a llenar a la necesidad imperiosa que reclama de mejores comodidades la pléyade de estudiantes y socios universitarios que cobijan en esta casa que cubre nuestra enseña azul, que se ha extendido y sigue extendiéndose más allá de Santiago de Chile y de las fronteras.
M.O
Revista «La U» – Club Deportivo Universidad de Chile
Nota Original: Entrada Club Deportivo Universidad de Chile